Curioso resulta para cualquier persona que se dice ajena al mundo futbolístico esta emoción generalizada por los boletos obtenidos para el Mundial de Sudáfrica 2010. Muchos compatriotas, luego de permanecer 93 minutos frente al televisor, con los ojos llorosos y el corazón saltando, pudieron gritar y expresar a viva voz el orgullo de ser chileno. Sin lugar a dudas, uno de los episodios más memorables del deporte nacional.
Lo dijo Claudio Palma en su relato del encuentro "(Bielsa) un tipo obsesivo, profesional, que llegó a buscar su revancha a un país de mentalidad perdedora, a un país del submundo futbolístico..". Y ese es el por qué celebramos esta hazaña del balompié.
Chile no acostumbra a los triunfos. Pasó en el tenis, un deporte casi rezagado que de popular poco tiene, pero que con un Chino Ríos número 1 del mundo en el '98 y unos campeones olímpicos en el 2004 (Atenas, con Massú y González) ya es parte del espíritu local. Sin embargo, para nadie es un misterio que el fútbol fue, es y será el deporte que más nos apasiona. Con una pelota y garra, esa que viene del alma, todo niño juega a ser futbolista. Crecen con esa pasión. Los padres los llevan al estadio y añoran que su hijo sea hincha del equipo de sus amores. Se juntan a pelotear, las famosas "pichangas", donde da lo mismo el lugar en que sea, lo único importante es, simplemente, jugar.
Alucinamos cuando logramos un empate con la 'verdeamarelha', o con un triunfo frente a los trasandinos, porque sabemos que corresponden a países futbolizados, a diferencia del nuestro. Y ahora, con un cupo asegurado en el Mundial, donde sólo se reúnen los mejores del orbe, tras 12 años de espera y sin calculadora en mano, nos sentimos más que nunca chilenos de corazón.
Estamos atiborrados con comerciales sobrecargados de patriotismo, con comentaristas y periodistas dedicados al área que sólo emiten elogios a la Roja de Bielsa y con un pueblo que se muestra feliz ante una victoria que escasamente se obtiene en el país. Y, extrañamanente, no me aburre ver una y otra vez los miles de especiales hacia los protagonistas de la campaña.
Felicitaciones a todos, y gracias a los que hicieron posible este momento mágico y conmovedor, un proceso que quedará en la memoria de todos los chilenos y, tal como dijo Bielsa, en un país en donde hay tanto sufrimiento, bienvenida será esta alegría, que nos une en una misma causa, y donde no hay diferencias de ningún tipo, porque, independiente del color político, etáreo o socio-económico, todos somos chilenos, todos formamos la "Marea Roja" y todos iremos con la Selección al Mundial de Sudáfrica 2010.
Lo dijo Claudio Palma en su relato del encuentro "(Bielsa) un tipo obsesivo, profesional, que llegó a buscar su revancha a un país de mentalidad perdedora, a un país del submundo futbolístico..". Y ese es el por qué celebramos esta hazaña del balompié.
Chile no acostumbra a los triunfos. Pasó en el tenis, un deporte casi rezagado que de popular poco tiene, pero que con un Chino Ríos número 1 del mundo en el '98 y unos campeones olímpicos en el 2004 (Atenas, con Massú y González) ya es parte del espíritu local. Sin embargo, para nadie es un misterio que el fútbol fue, es y será el deporte que más nos apasiona. Con una pelota y garra, esa que viene del alma, todo niño juega a ser futbolista. Crecen con esa pasión. Los padres los llevan al estadio y añoran que su hijo sea hincha del equipo de sus amores. Se juntan a pelotear, las famosas "pichangas", donde da lo mismo el lugar en que sea, lo único importante es, simplemente, jugar.
Alucinamos cuando logramos un empate con la 'verdeamarelha', o con un triunfo frente a los trasandinos, porque sabemos que corresponden a países futbolizados, a diferencia del nuestro. Y ahora, con un cupo asegurado en el Mundial, donde sólo se reúnen los mejores del orbe, tras 12 años de espera y sin calculadora en mano, nos sentimos más que nunca chilenos de corazón.
Estamos atiborrados con comerciales sobrecargados de patriotismo, con comentaristas y periodistas dedicados al área que sólo emiten elogios a la Roja de Bielsa y con un pueblo que se muestra feliz ante una victoria que escasamente se obtiene en el país. Y, extrañamanente, no me aburre ver una y otra vez los miles de especiales hacia los protagonistas de la campaña.
Felicitaciones a todos, y gracias a los que hicieron posible este momento mágico y conmovedor, un proceso que quedará en la memoria de todos los chilenos y, tal como dijo Bielsa, en un país en donde hay tanto sufrimiento, bienvenida será esta alegría, que nos une en una misma causa, y donde no hay diferencias de ningún tipo, porque, independiente del color político, etáreo o socio-económico, todos somos chilenos, todos formamos la "Marea Roja" y todos iremos con la Selección al Mundial de Sudáfrica 2010.
Como grité anoche en Plaza Italia... fue una experiencia religiosa :3 que rico cierto? me hubiese gustado haberlo gritado contigo, te llamé :/ pero bueno, no importa, en 2010 nos juntaremos a ver los partidos, porque para entonces seguiremos siendo amigas ♥
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