11.12.09

urbano

Es viernes, 12 am, giro mi cabeza y voilà! el mar, el cielo y las luces de la ciudad conforman el escenario nocturno que se visualiza desde mi habitación. El complemento perfecto para ser acompañado con un café, mientras, en una casa ubicada en plena esquina, a lo lejos, permanezco inmóvil, hipnotizada por la belleza de la imagen que mis ojos, aún brillantes y tímidos, contemplan. Y viajo por un océano de pensamientos, sentimientos e ilusiones, ¿podré ser capaz de sobrellevar este peso que carga mi corazón? Pero la pregunta se ve interrumpida por las voces que se esconden en las calles de la ciudad. Con un poco de silencio logro escuchar el ladrido de un perro. Quizás vio a un gato y pretende asustarlo para demostrarle su superioridad. Música. El mar es como música. La música expresa lo que cada uno interpreta. Así es el mar, como la música. Me susurra palabras que no entiendo, bueno, que sí entiendo, pero que no quiero aceptar. La mentira se disfrazó de verdad y me engañó por mucho tiempo. Es hora de descubrir tesoros, dejar atrás el pasado e iniciar una etapa de cambios. Todo esto, porque hay un corazón que quiere seguir latiendo. Y ese corazón es el mío.

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