7.6.09

90 minutos.-

He acordado junto a Mauricio plantear un tema en común de modo que ambos dejemos fluir las palabras referente al mismo tópico. Para comenzar esta aventura bloguística, hemos decidido escribir sobre algo tan cotidiano como el viaje en micro.

Desde mi casa hasta la universidad me demoro 45 minutos en realizar el trayecto (a veces más, todo depende del tráfico vehicular en Valparaíso/Viña). Y es increíble lo mucho que se puede hacer durante ese tiempo que, para muchos, puede parecer perdido, pero que para mí, es el más provechoso del día.

Una lectura matutina, escuchar música por el formato digital comprimido que sea (mp3, mp4, iPod, y-todas-esas-boludeces) o simplemente, estar atento a las conversaciones ajenas. Es esto último lo más entretenido de la jornada. Claramente, en las mañanas nadie habla, ya que todos siguen pensando en el sueño interrumpido, maldiciendo sus actividades que, responsablemente, deben desempeñar y pensando aún en sus camas y cojines. Otro panorama se vive en las tardes, cuando de regreso a mi hogar, me subo a la 612 y variadas historias vuelan en el aire, hasta llegar a mis oídos.

Recuerdo un caso muy divertido cuando una mamá le explicaba a su hijito de no más de 8 años la historia de la teleserie del 13, quien debido a su corta edad no entendía el hilo conductor de la telenovela chilena (aunque yo con 18 sigo sin entenderla). Y muchos episodios similares. Como las conversaciones que entablan los extranjeros que se bajan en el Cerro Alegre, o las discusiones que enfrentan a dos enamorados, quienes después de un rato de dimes y diretes, se arreglan con un beso.

Sin embargo, también hay tiempo para uno mismo.

¡Qué agradable es soñar durante el viaje en micro! Imaginar que todo es distinto, que todo cambia, que todo es según nuestros intereses. Intentamos mejorar la realidad con nuestra imaginación, seguir aferrados a una actualidad inexistente y pensar que nuestras vivencias son casos dignos de ser llevados al séptimo arte. Si incluso ya tenemos el guión y los actores principales de la película de nuestras vidas, donde los directores somos nosotros y la música esté a manos de nuestros artistas favoritos. ¡Qué genial!

Sin embargo, cuando ya estamos sumergidos en ese mar de recuerdos, predestinaciones e ilusiones, nos damos cuenta que ya es hora de bajarse porque estamos en nuestros lugares de destino. Si por mí fuese, el camino desde mi casa hasta la U debiera ser el más largo del día, puesto que el aire fresco de la mañana renueva mi alma y me permite disfrutar aún más del paisaje inspirador que se forma entre Valparaíso y Viña. Inspiración que se proyecta en cada mirada que doy, en cada abrazo que regalo y en cada palabra que comparto. No sé como sería un viaje en micro en otra ciudad que no fuese la mía. Por el momento soy feliz de observar las aguas que chocan entre las rocas en un baile junto a las gaviotas que temen ser mojadas en este frío otoñal.

3 comentarios:

  1. Wena! concuerdo en hartas cosas ashi shuer locash!!!!!! yo también armo las medias escenas de peliculas medias franchutes en mi mente con lo mas variado de mi tracklist...onda, su tonta escena romanticash! con death cab for cuties de fondo y wa! xD.
    Buena experiencia, deberiamos repetirla mas seguida ;)

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  2. jajajaja pensé que era el único :B

    he regresado al oscuro mundo de los blogs xD, pero top secret xD


    :v

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  3. Antes solía tener esa práctica... cuando me demoraba 40 minutos en metro, jajajaj

    Ahora se me hace más difícil... me demoro 15-20 min (ya sea en metro o en auto) y generalmente me voy leyendo una separata xD

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